lunes, marzo 24

LA MENTE EN BLANCO

¿Es eso posible?

¿A qué se le llama dejar la mente en blanco?

Yo puedo dar fe de que jamás de los jamases he conseguido tener la cabeza sin un sólo pensamiento. Y tal como están las cosas no sé si eso es bueno o es malo.

Lo mío es de nacimiento. Ya de pequeñita -seis escasos años- me entretenía con elucubraciones de lo más metafísicas, guardo recuerdo de la primera que me produjo un gran desasosiego… “mama, no me engañéis más… ¿me queréis decir de una vez quién fue antes si Adán y Eva o el hombre de Cromagnon?”.

También encontraba un cierto gusto en pensar (y esto no se si podré expresarlo bien) en cuestiones del tipo ¿y si no existiera nada en el universo?, pero nada de nada,… ¿qué pasaría? y a partir de aquí, me regodeaba aun más con ideas como… ¿Y si ni siquiera existiera la nada…? y he de reconocer que esa sensación se volvía atractiva, muy atractiva.

Ahora con la perspectiva que da la edad pienso que muy normal no era y menos a esas edades, pero que le vamos a hacer… yo soy así.

El caso es que siempre tengo que tener la cabeza entretenida con algo, que si hago operaciones matemáticas con las matrículas de los coches que me rodean hasta reducirlas a cero, que si calculo la cadencia de los semáforos que me encuentro en el camino. Como buena chica de ciencias siempre entretenimientos matemáticos.

Confieso que para dormir hago series numéricas… ese es mi mantra.

Por eso me río cuando escucho… ¡RELAJATE, DEJA LA MENTE EN BLANCO¡

jueves, marzo 13

PERDER LOS PAPELES

Soy mujer, esposa, hija, hermana, tía, sobrina, prima, amiga, nuera, cuñada… (éstas sin elección).

Soy empleada, jefa, compañera, vecina, paciente, ciudadana, socia, participante…. (en estas he tenido alguna opción)

Pues además de todo esto, hasta cierto punto calificable e incuestionable, soy un compendio de clichés que sobre mi persona se han establecido y contra los que lucho a diario para mi desventura.

Es imposible estar siempre a la altura de lo que esperan de una, tanto para lo bueno como para lo malo.

Encima, a mí, me encanta sorprender, romper los esquemas. ¡AGOTADOR!

El principal problema es que los demás ven en ti lo que quieren ver (supongo que eso lo hacemos todos) y no lo que tu quieras que vean.

Básicamente esta es la explicación a la mayoría de los conflictos surgidos en nuestra vida.

Una, que es como es y lo cuestiona todo, llegado este momento me planteo… ¿Soy como yo creo que soy o soy como creen los demás? ¿Me veran como yo me veo?

Siempre que alcanzo este punto y me empieza a patinar el cerebro, recurro a las dos frases que tengo comprobado tranquilizan mi razón ….


Francamente querida…. ¡Me importa un bledo¡ o ….
Ya lo pensaré mañana.


¡Cuanta sabiduría¡

martes, marzo 4

¿QUE NOS HA PASADO?... COMO HEMOS CAMBIADO

Con la distancia que ponen los días, puedo comentar con cierta objetividad el evento festivo – social que tanto me motivaba en un principio.

Como con la mayoría de las cosas en esta vida, las expectativas siempre superan a la realidad.

He de reconocer que llegado el día estaba hasta nerviosa: que si la ocasión, que si la parafernalia que lo rodeaba, que si el volver a vernos… no puedo evitarlo… tengo cierta tendencia a la exageración. Además reconozco que no necesito a nadie para esto, yo solita me basto y sobro, y además disfruto con ello.

Supongo que mis expectativas estaban demasiado altas: ¿volveríamos a ser todas amigas como antes? ¿Seguiríamos divinas de la muerte, causando furor a nuestro paso?

Creo que todo el mundo sabía la respuesta menos yo. O para ser sinceros, yo también la conocía pero mi optimismo desaforado me impedía reconocerlo.

Pues eso, reconocí en ellas y reafirme los sentimientos que nos separaron; comprobé que la vida nos ha tratado como al común de los mortales en estos 10 años, sólo que unas lo llevamos mejor que otras; y, me alegro de que esta toma de contacto con la cruel realidad me ponga en mi sitio y me quite de la cabeza las tonterías.

No sé porque lo he enfocado de este modo. Podría haber contado que yo estuve divina y ellas no tanto, podría haberme fijado en el lado banal del asunto, pero en el fondo creo que eso era lo que menos me importaba, yo esperaba un reencuentro de película tipo –Amigas para siempre- y me tope con la vida, simple y llanamente.