martes, diciembre 3

PAVA


¡PAVA! Con el coraje que me da.

Por desgracia durante estos días he vuelto a tomar conciencia de mi “personal temperamento”.

Me veo en la tesitura de recibir clases de baile desde hace un mes de... ¡bailes latinos!

Y yo, muy sobrada, porque ya había tomado clases hace unos diez años y aguanté más de tres, pensé que la cosa iba a ser fácil. Que equivocada estaba.

En tan solo cinco o seis horas de clase he podido comprobar el escaso sentido del ritmo que poseo, por no hablar de la falta de coordinación además de confirmar que definitivamente no tengo oído.

Entre mis virtudes tampoco se encuentran : ni la gracia, ni el encanto, ni la femineidad, ni el sexapil, ni la soltura, ni el desparpajo, jajá…. Todo son carencias.

Esto en mi casa siempre se le ha llamado ser “pava”. Y por más vueltas que le doy y aunque pensaba que era una etapa que ya había superado, resulta que no, que sigo siendo pava y que no era algo superado con la madurez. Los que bien me quieren lo llaman ser elegante y fina, sencilla y encantadora, todo encanto y glamur.

Pero lo sé, soy pava y estoy viendo la manera de reconducirlo.

Y para empezar he aquí mi mantra, ha vuelto a mi memoria desde un pasado muy, muy lejano...
 
“Ni tengo pico, ni tengo alas, ni pongo huevos como las pavas”

No hay comentarios: