Es una sensación extraña que me cuesta explicar: es como si la gente que me rodea (especialmente en los transportes públicos) dejará de ser figurante de mi propia
Es un suponer, pero supongo que el no dominar el idioma y la cantidad de tiempo que paso entre aviones, metros, autobuses, etc… me facilite el fantasear sobre las historias que a cada uno de nosotros nos hace coincidir en tiempo y espacio. Es en estas ocasiones cuando toma una conciencia, una vez más, de lo banal de mi aportación a la humanidad. Como agradezco estás lecciones de humildad. ¡Una que se cree la reina del mundo!
A todo esto, yo a lo que iba, es a apuntar que he pasado el puente en París y confieso que me he visto superada. Siempre he renunciado a visitar las grandes capitales, es un turismo demasiado evidente, no me va a mi eso de ir punteando monumentos como en una gymkhana, eso hasta ahora me había hecho evitar Paris, bueno, París, Londres, Roma… Nueva York; y por eso reconozco que me ha impresionado y que he conseguido superar todos mis perjuicios y prejuicios.
Para ser del todo justos, digamos que en sólo cuatro días no he conseguido desilusionarme y que me ha interesado tanto como para volver, pero aún así y en homenaje a mi padre he de reconocer que: Si señor, ¡Vivimos en el mejor sitio del mundo!
NOTA MENTAL: Volver y recapacitar una vez supere el periodo de euforia sobre lo de todos mis perjuicios… los parisinos, el romanticismo, el horario europeo, los franceses en general….
2 comentarios:
Eso del prejuicio parisino tengo que superarlo aun :P
Pero soy un fan absoluto de montarme pelis en las estaciones (aeropuertos y demas lugares de transito y espera). Son lugares donde todos hacemos cosas curiosas, y me encanta embobarme en ellas.
Yo es que soy de naturaleza optimista, lo que sumado a estar de vacaciones probablemente me hace vez las cosas en un fantástico color rosa, rosa? yo odio el rosa ...
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