Me negaba a admitirlo pero no hay otra, esto es formalmente un trío.
Como la experiencia se viene repitiendo en más de una, de dos y hasta de tres ocasiones, no me queda más remedio que considerarlo como una relación formal, todo lo formal que puede ser una relación así.
En este trío somos dos inteligentes y apuestos caballeros y la menda lirenda (como verás omito aplicar el calificativo de inteligente a mi persona).
Uno de ellos sesentón, brillante, inteligente y de buen ver, el otro treintañero, idealista y aunque un poquito snob está cargado de buenas intenciones.
Y entre ellos yo.
Exhausta por intentar satisfacerlos a los dos sin que surjan celos y sin que sus egos sufran por ello. Y aunque pensaba que hasta ahora lo había conseguido, noto que cada vez me cuesta más, no puedo aguantar este ritmo. Empiezo a sentirme utilizada.
Nota mental por si el alzheimer: ¡TONTA! Nunca has hecho tríos (al menos hasta la fecha), te estas refiriendo a tu jefe y al gerente. Y por si acaso se te ocurre lamentarlo ¡OLVIDALO! no son tu tipo.
