Despues de barruntar durante días la idea de huir en las fiestas, todo ha quedado en un pequeño amago -pequeño- pero sustancioso amago.
En vez de ceder a chantajes emocionales (presiones sociales y familiares), opté por darme a la fuga para celebrar el fin de año. !En realidad lo que no quería era celebrarlo¡
Aunque no sea lo habitual, esta vez he pensado primero en mí y no en los demás.
!Sorprendentemente no me ha ido tan mal¡
Fin de año en el Algarve portugués, con desconocidos y amables habitantes de puntos muy distantes del planeta, por los que no tener que preocuparme dándoles conversación, comida, entretenimiento, cobijo,... ,etc.
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Otras costumbres, otras caras y solo a cuatro horitas de casa.... el paraiso....! Lo suficientemente lejos y lo suficientemente cerca.
A ver si esto se convierte en una costumbre y me doy a la fuga con más frecuencia.
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